El día que partí
quedaste llorando
ajena a tus culpas
ni tampoco mias
derramando lágrimas
de un amor perdido
llorando sin fin
con el corazón herido
aquellas palabras
que me dedicaste
quedaron grabadas
hasta el fin de mis días
tú...no eras culpable
del cruel destino
ni tanto dolor
que ambos sufrimos
lloraste, ¡lo sé!
Largas noches en vela
yo también lloré
sin saber por qué
me hice mil preguntas
sin contestación
quién era el culpable
de nuestra traición
sufrir un destierro
por causas ajenas
esperando el día
¡pedirte perdón!
Y unir nuestras vidas
con el gran amor
hasta el fin de los días
¡querida mujer!
Miguel Alberto,2024.
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