Usted que se creía que por estar procesandole un amor ciego podía hacer de mi vida un infierno,
no imaginaba que con sangrante actitud mi corazón enfermo accedería de mala gana a la sumisión y pensó que mi cariño pesaría más que mi dignidad como mujer.
Que equivocada arrogancia la suya creer que a esta edad regalaría mi paz a un soberano indigno que como vasalla me tendría a las malas , que soportaría cualquier ofensa por unas migajas de afecto mal percibido .
Pensó que era preferible su porte de florero inmaduro que la soledad de este otoño y se confundió de puerta al llamar a la mía.
Mi casa , mi corazón y mis piernas no se abren por ocupar vacíos si la compañía sólo llena su ego.
Me equivoqué con usted , lo reconozco. Quizás la fachada me impresionó o esa labia de buen vendedor ,
pero si al estar juntos me siento sola, si necesita que le idolatre como a un Adonis
le cuide y mime como a un hijo , que impone sus deseos a los míos con chantaje emocional ...
yo, aquí y ahora, escojo, firme y sabedora el destierro como mejor opción a su feudo .
Búsquese quién le plazca y lo venere en su altar que yo escojo un buen libro, un buen vino y mi
integridad.
Mano Figueira.
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