Mi amigo R. se ha divorciado; me llamó ayer, bastante disgustado, y no por el desenlace del acaecimiento matrimonial, sino porque su ex se quedó con el gato.
"Como si ella lo hubiese parido" -me dijo R.-
No tuvieron hijos, pero el gato era como su herencia concebida "humanamente" más sensible.
Ante mi preocupación por su desesperada inquietud, le aconsejé consultarlo con un profesional, y le ofrecí el número telefónico de mi amigo Abogado.
Mi amigo "picapleitos" le informó muy profesionalmente:
"Sobre el régimen jurídico de los animales, los animales dejan de ser cosas y pasan a ser considerados «seres dotados de sensibilidad» desde el 05/01/2022. Será conveniente que lleguen a un acuerdo para custodia compartida. En caso de desacuerdo, tendrán que ir a juicio".
Su esposa no cede ni para concretar una custodia compartida, aún padece la depresión de aquel sueño, por el parto postraumático del abejorro, que al día siguiente se le escapó por la ventana.
Por la noche hablé por teléfono con mi amigo y le propuse adoptar un gato, que pronto se le olvidaría el otro concebido en matrimonio.
De fondo, le escuchaba la canción de Roberto Carlos, en su cadena músical:
"El gato que está, triste y azul, nunca se olvida que ha sido mía..."
Yo, 'por si las moscas', ya estoy "tomando cartas en el asunto", no vaya a ser que algún día me vea en una situación conflictiva como la de mi amigo R., y me usurpen mi gata.
¿ Y SI SÍ ?
Lino Saborido.
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