Mis labios reclamaban
tu presencia y no estabas,
mi cuerpo extrañaba
tus caricias mientras volabas.
Descubrir el mundo de tu ausencia
era lo más probable,
creer que no podía volar
me atemorizaba.
Viendo el mundo en un rincón
dejé pasar mis sueños de lado,
hoy descalza, camino sin prisa,
con el corazón atado en un hatillo.
María Dolores Ríal,2022
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