¿Cómo osa siquiera mentar su nombre ?
¿Qué le da derecho a usarlo de centro de diana para su pusilánime victimismo?
¿Quién es usted en su presente?
¿Por qué no se define de una vez como una mujer de su edad física y se enfrenta a su vida sin enlodar más la suya?
¿Le faltan agallas ?
Siempre con su talante de Santa sin beatificar, con su versión de la historia indigna, inmoral y vergonzosa actitud la suya a mis ojos.
Estoy empezando a cansarme (o corrijo), estoy ya muy cansada de verla por ahí subida en esa nube de realeza de pacotilla , quizás y aún a riesgo de que no me lo perdone ,voy a tener que bajarla y mostrarle las cosas desde el prisma del mirador ético y concreto del lado contrario a su posición.
Quizás, señora , usted haya jugado con la ventaja de tener un as en la manga, pero tan cierto como que la razón flota en un mar de rectificaciones, que un día va a tener que medirse conmigo y yo voy a ir con las manos desnudas y la mirada serena .
¡Venga usted con sus armas de mujer!, ¡llóreme a mí sus penas! que le responderé con palabras descarnadas que no la dejarán indiferente.
¡Traiga presto a su esposo! si es que sola lo hace con miedo, porque ¡yo no le tiemblo!.
¡Queme el pasado y viva su vida! para evitar así que yo entre como viento huracanado a remover cimientos que mejor están enterrados.
Es un aviso galante hacia su merced , de esta mujer cansada de escuchar la versión cansina de una Dulcinea cuando yo tengo alma de paladín de Quijote.
Mano Figueira.
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