No te escucho ya.
No te veo volar
ni disfrutar de las piruetas
de tus plumas
que pintaban sonrisas
en los rostros de algunas.
No te asomas al vértice de
esa hoja en blanco
para hacerme reflexionar
meditar o enfadar.
Te dejaste arrastrar por la rutina
que mata al más osado
y no deja fluir la tinta
que marcaba algoritmos
que eclipsaban al tontolaba .
Respetar tu silencio
es un ejercicio de poder de voluntades
que doblega mi carácter
y aunque no me amedrenta
sí me frena .
Quedó suspendido en las
Ramas, ese trabajo conjunto
que yo ansiaba.
No te escucho ya,
Se balancean mis renglones
en ideas pasadas a letras
que si te llegan.
que por favor no duelan
porque una anda
columpiando vacíos
que no se llenan
con ningún otro trino.
Mano Figueira.
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