El griterío político actual me hace pensar si nuestros representantes, por la mañana, se miran en el espejo y ven lo que vemos el resto de ciudadanos. No sé lo que contemplarán en sus rostros, pero yo evitaría mirarme por vergüenza hacia los ciudadanos.
Unos se reúnen para alcanzar la independencia deseada y marcar la nueva hoja de ruta, otros se van a la UE a quejarse por la distribución de fondos, otros se esconden de corruptelas mientras hacen campaña, otros agitan de nuevo el Parlamento hacia la desobediencia, otros tiran de error informático... es un sinfín de crispación y griterío que no lleva a nada más que a más desafección de la sociedad por la clase política.
Me gustaría verlos en una empresa privada y comprobar cuál sería su recorrido. Cuando menos, despido disciplinario por incumplimiento de objetivos y de productividad, por no hacer una lista de faltas graves. Les hemos votado para que hagan algo por todos nosotros, sean del partido que sean, no para que hagan teatro por un par de votos.
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