Las mentiras tienen las patas muy cortas de coartadas sujetas por un hilo de araña donde no
bailan tres elefantes sin escapar a las consecuencias de los daños colaterales tan dañinos
como enfermizos .
El que miente a sabiendas de aplazar una condena, descansa bajo una espada de Damocles
tan afilada que el zumbido de esa arma zigzagueante muerde la conciencia de a pocos para
desarmar al más templado.
No las hay piadosas, eso es una excusa infantil porque la mentira en sí misma es indigna y
rebaja a la persona para convertirla en chusma.
No es un arte ni una dogma es sencillamente una vil cobardía .
Mano Figueira.
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