Una bala sin nombre,
una bomba guardada
arropada por el odio
y el rencor acumulado,
mujeres encarceladas
en trajes de acero
forjadas de miedos
cosido de pieles.
Bebiendo tristeza
con los ojos rotos,
perdiendo su voz.
En cada rincón
la desolación de un
mundo que espera
resignado a que hablen las balas
en nombre de un Dios.
¡Yo quiero que hablen!
¡oír su canción, llenar el silencio
con su corazón!.
¡Escuchar sus miedos,
recoger su ilusión
que el viento les lleve
coraje y valor!.
¡Que nunca se apaguen!
¡que enciendan su luz!
¡que mire occidente
si alzan la cruz!.
¡Hombres sin techo
mujeres sin rostro,
despojadas del alma
en nombre del miedo!.
M. Dolores
Rial,Septiembre 2021
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