Cuando te
rompen el corazón piensas que te estás muriendo y hasta lo prefieres, deambulas
por el mundo como un zombi en un sin vivir y no ves el sol aunque te ciegue, ni
te calienta el fuego aunque te queme, nada más que te miras el ombligo donde un
hilo invisible te conecta con una tortura que te agota el alma y te quiebra el
espíritu. Tú quieres morir, no deseas hacer vida normal porque ya no encuentras
sentido a nada y solo ves oscuridad y te dejas arrastrar por el pesimismo.
Cuando te destrozan el corazón te dejan un hueco tan grande que no lo llena un
castillo de esperanzas porque no tiene cabida un solo sueño, literalmente ya
estás en el otro mundo porque te despegas de este.
De esa pena infinita nace un rencor hambriento de
venganza o nuevo comienzo impenetrable para el resto porque donde antes latía
un órgano ahora forjas una barrera con trozos de desconfianza, frustración,
impotencia, rencor, miedo, decepción, sarcasmo, falta de fe y pocas o ninguna
de volverte a encontrar como el día que te hicieron añicos. A tod@s alguna vez nos lo rompieron y todos
seguramente se lo rompimos a alguien y es una durísima lección de vida que para
bien o para mal nos cambia, porque una cicatriz tan grande no la borra el
tiempo, sencillamente aprendemos a convivir con ella dentro.
Mano
Figueira,2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario