sábado, 24 de agosto de 2024

MIRANDO AL FRENTE

            

Quise enviar un grito de socorro aquella noche, pero mi voz se quebró con un llanto salvaje que demasiado tiempo estuvo encarcelado en mis entrañas. Era muy consciente de la gravedad de mis decisiones y que esa gravedad no podía paralizarme, todo lo contrario, tenía que buscar las fuerzas en lo más profundo de mi ser y convertir el dolor en fortaleza.

Ahora más que nunca no podía flaquear, sola como estaba y con la responsabilidad de seguir el camino trazado en mi pensamiento durante tanto tiempo. Había llegado el momento de hacer de la necesidad una virtud, sacar el escaso arrojo que me quedaba dentro y convertirlo en algo productivo, enderezar mi ánimo y dar un paso al frente, y seguir con mi lucha. Ese día me dediqué a perseguir la sombra de lo que fui y volver a mis orígenes una vez más. Despegarme de todas las cosas que fui creando en los últimos veinticuatro años no era tan fácil, hacerlo era más un alivio que un esfuerzo, pero con las cosas también se iban mis ilusiones, mis metas y mi familia…¡cómo sobrevivir a eso!

 Para tranquilidad de todos, mis palabras sonaron claras y serenas, sin rastro de mis fantasmas y mis miedos, a la vista de los demás yo estaba feliz con mi decisión. Al mirarme al espejo aquella noche vi como el miedo se instalaba libremente por mi ser, no había un solo rincón que él no visitara. Alguna vez tuve la tentación de volverme atrás, pero también sabía que era la decisión correcta.

Aquel amanecer me hacía cuestionarme sentimientos que ahora ya carecían de sentido, pues hacía mucho tiempo que yo no te sentía mi marido. El tiempo pone todo en su lugar, o en otro lugar diferente de paz y armonía.


 Paki Espiño,2024


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