Sirena que al mar me encadena,
haciéndome volver sobre mi sombra
a esa mar de luna embravecida
a esa maldita noche eterna.
Nada queda de ese loco marinero
que al alba se perdía entre las olas
nada queda de esa vieja barca
solo quedan las luces y las sombras.
Al mar dedicó su vida
sin familia ni nadie que lo espere
en tierra es un pobre náufrago
manos vacías sin sus redes.
Esperando la tarde con nostalgia
de una noche olvidada en claro día
sus ojos mudos de añoranza
son difuntos esperando su agonía.
Que todo lo vivido es olvidado
una luna te llevará en silencio
cuando hace nido en tu pecho la tristeza
cuando en ti ya todo sea eterno.
Paki Espiño, 2024
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