Nunca jamás me vieron llorando
rodeada de hienas,
ni me verán, empecé de cero
cien veces con la muletilla
del «malo será».
Pues cuando pierdes todo,
el miedo también se te va,
y al reconstruirte
la sonrisa no te la quitan
ni despidos ni puñaladas
aunque quien empuñe el arma
fuese llamada amigo, amado o familiar.
Cuando el pasado llama
por teléfono buscando entrada
sueltas una buena carcajada
porque a la cara no tiene agallas.
Así que una canción de empoderamiento,
resume perfectamente que cuando
bajas de la cruz lo haces para
que nadie repita la crucifixión,
ni contigo ni con los que amas.
Yo no tengo que recordarle a nadie
Nada, pero sí que es mejor que
se ganen mi indiferencia a que
merezcan mi atención.
Viva su vida como le dé la gana,
pero ojo con volver a meterse
en mi vida, porque ni con
guardaespaldas podrá escapar
a mi ira.
Si soy buena en algo es cumpliendo, así que ...
no me haga prometer.
Creo en mí.
~ Figueira
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