domingo, 8 de enero de 2023

HOY MI YO NO ENCAJA EN EL CUERPO

 Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, trabajamos para fortalecer y transmitir una filosofía de la existencia que perjudica seriamente la salud.

Hoy es un día extraño, irónico quizás por como yo interpreto la mayoría de los acontecimientos cotidianos de esta inusitada vida. 

Hoy debe ser mi yo que no encaja en el cuerpo. 

Hoy es uno de esos días en los que todo se encuentra ligeramente fuera de su sitio.

 El sofá del salón, por ejemplo: alguien lo ha corrido, quizá para buscar una moneda debajo de él, y no ha vuelto a colocar las patas exactamente donde estaban.

En la cocina, al abrir un cajón, observo que los tenedores y las cucharas, en vez de permanecer en sus compartimentos, se han mezclado creando una confusión que me disgusta. Respiro pacientemente mientras restituyo el orden perdido a la cubertería.

Cuando yo era pequeño, le cambiaba cosas de sitio a mi abuela; era una gamberrada que me divertía para hacerle creer en su dogma de almas que habitaban por las casas. 

Imagino que el espectro de mi abuela está jugando conmigo últimamente para vengarse. Pues querrá darme un susto de muerte por el desacuerdo de su herencia. 

También reviso temprano mis mensajes del móvil y veo unos mensajes desagradables de un amigo, con insultos. Ya no hago mucho caso a ciertos disparates repetidos con frecuencia, que ya no me afectan en realidad. 

En fin, la variedad de personalidades influye negativamente en muchas personas. 

Pero la incomodidad no cesa, como si esas pequeñas fallas evocaran otras de mayor importancia.

Lo noto al salir a la calle, al leer la prensa, al tomarme el primer café de la mañana. Hay algo distinto en la prensa, en la calle, en el primer café.

 Es mi yo el que no encaja hoy en mi cuerpo. Ubico al yo en una región amplia, situada entre la cabeza y el pecho. Pero hoy no está ahí. Hoy se encuentra en el estómago, donde suele bajarse en los ataques de pánico.

 Es mi pánico, pues, el que lo ha colocado todo fuera de lugar. ¿Pánico a qué? Lo ignoro. Quizá a que me involucren en un crimen que no he cometido. Parece que estoy escuchando ya la voz del policía detrás de mí: “Queda usted detenido”.

Lino Saborido.



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