miércoles, 7 de diciembre de 2022

ADIÓS LUCHO, ADIÓS ESPAÑA


Luis Enrique (Lucho para los amigos) se ha acabado desplomado de mala manera.
Lo veía venir. Historia de una muerte anunciada. 
Este se parece al Clemente de sus tiempos, soberbio, queriendo ser el centro de atención,  anti-madridista declarado hasta la médula. 
 Primero fue el batacazo ante Japón y este martes el fiasco ante Marruecos, un partido en el que la incapacidad ofensiva de La Roja, su falta de colmillo, ha llegado a una especie de paroxismo cruel y disparatado cuando ha sido incapaz de marcar ni siquiera uno de los tres penaltis que ha lanzado en la tanda decisiva. 
Menos mal que sus jugadores, como aseguró el otro día el técnico asturiano, llegaron a Qatar habiendo lanzado al menos mil penaltis por cabeza para estar bien preparados ante una contingencia como la que han vivido, catastrófica. 
Que dominó más? Por supuesto. Los marroquíes no tenían ningún problema en permitírselo. ¿Que hizo más merecimientos? Pues algunos poquitos más. 
Cuando hablamos de falta de alternativas no nos referimos solo a jugadores, aunque es evidente que la convocatoria al Mundial se ha demostrado fallida, un capricho soberbio de un entrenador demasiado gallito y chulesco, con la prensa y la mitad de los españoles. 
 Nos referimos también al juego, a la hiriente incapacidad de la selección para atacar a rivales que se defienden en su campo con las líneas muy juntas. 
Su obsesión para tocar y tocar a un ritmo lento y machacón en posiciones intrascendentes sin futbolistas realmente capaces de desequilibrar ha sido casi una tortura. 
España se ha chocado contra un muro, ciertamente, pero un muro que sabía perfectamente que estaba allí. 
No se lo encontró de repente en la salida de una curva cerrada.
La verdad es que no nos hemos perdido nada. Intervenir en 
un mundial que se ha erigido a golpe de petrodólar sobre la sombra de la corrupción, mejor venir para casa. 
Adiós Lucho. 


LSR.




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