A mi se me traba la lengua cuando de exponer mis sentimientos se trata, que es justo lo contrario si lo escribo, pues se me agolpan las letras en mi cabeza y no tiembla mi pulso en garabatear lo que en mi pecho resalta.
Y aunque resulta difícil explicar en frases lo que resume mi mirada, yo sé bien que cuando eres tú el protagonista de mi guión, no lo adorno con detalles bondadosos o pueriles, ni escribo batallitas por doquier: me lanzo con la verdad desnuda, como mi yo más personal.
Decirte que te amo no es una frase rutinaria. Es lo que atraviesa mi alma y corre por la tinta de mis venas para dejar constancia de ese dicho tan antiguo de que los papeles hablan y las bocas callan.
Mano Figueira.
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