Los Molinos no quieren caballeros si no vienen con alma de Quijotes , que ven por dentro y no se dejan asombrar de exteriores.
Esos espigados gentiles que van acompañados de un servicial Sancho que los mira con la duda que da vivir sin un ápice de locura.
Ese incansable errante buscador del mal para erradicarlo con su lanza y soñando con la belleza de Dulcinea que hace de bálsamo para su condena.
No, no está permitido atacar molinos si no sabes ser un Quijote altanero y bravucón de sensible corazón .
Mano Figueira.
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