lunes, 14 de marzo de 2022

RELATOS DE COBAS. PEÑARROIBA

 Todos sabéis de la belleza y singularidad de las playas de Cobas que no voy a ponderar ahora ya que no aportaría nada nuevo, pero teniendo en cuenta que conozco todo el litoral peninsular desde Gerona hasta Bilbao, destacaría Las Catedrales en Ribadeo y Las Cies en Vigo, bonitas, pero las nuestras tienen algo diferente. Curiosamente en aquellos años, la juventud del Prior apenas las visitaba para bañarse aunque sí para otros fines que en otra ocasión relataré. El punto de encuentro para disfrute era Penarroiba (úpeña Rubia?) que supongo deberá su nombre a una enorme roca de color rosa que hay en la orilla y de nombre "O Roibo".Os habéis percatado de que cuando el mar está " picado" o embravecido, en Penarroiba muestra su cara amable?, hasta su configuración es la de una sonrisa. Bueno, pues aquí íbamos a bañarnos, a charlar, a pescar y a divertirnos porque siempre está en calma y además protegido del viento, a veces desagradable en las playas. Sé que su acceso no es fácil pero compensa ir allí.. Supongo que fue en esta ensenada donde debí mantenerme a flote, no recuerdo cuando aprendí a a nadar, pero allí ya nadaba. No conozco otro sitio igual, a pesar de que carece de arena fina, tiene otros encantos. La tonalidad en tierra varía desde el gris oscuro, rosáceo (caso de O Roibo y alrededor) o blanquecino como son las impresionantes piedras graníticas y redondeadas que hay a la derecha hasta llegar a la punta de "A Escavoada". El lugar más concurrido era cerca de "As Perchas", unos peñascos que emergen con la marea baja y a los que hay que ir nadando. En este punto recuerdo una anécdota curiosa: habían venido dos forasteros muy pertrechados con buenas cañas pero no pescaban nada; de nuestro grupo salió el amigo Eduardo (posteriormente cartero) y con su simpatía habitual, cogió una caña de escoba traída por el mar y armó un aparejo, de cebo un cangrejo negro que ellos llamaban "quimacasas", nadó hasta As Perchas, lanzó al mar y casi al instante pescó una maragota considerable. De inmediato se vino con el botín para tierra no sin la guasa sobre los foráneos atónitos que allí quedaban. Otra de las diversiones que había era ir a la parte izquierda según se baja y pasado el promontorio de piedra casi negra hay una pequeña caía y aquí, en el acantilado existe una grieta donde se cobijaban los murciélagos; buscaban entonces palos, latas viejas, y lo que encontraran para hacer ruido en la gruta e incordiar a aquellos animales que salían volando despavoridos ante semejante sinfonía. Otro hecho curioso ocurrido aquí fue cuando una fragata inglesa encalló en la proximidad de As Perchas, alrededor del año 1.950. Aunque yo era muy pequeño, recuerdo perfectamente que una vez se difundió la noticia, la gente iba a ver desde arriba el espectáculo, ya que se contemplaba el casco prácticamente hundido y la arboladura sobresalía del nivel del mar y como se observaban objetos flotando bajaban a recogerlos. Los pescadores que tenían aquí sus chalanas varadas y que ponían a flote cuando iban a pescar, remaban hasta el barco para coger lo que tuviera valor. Poco tiempo duró esta actividad pues la Guardia Civil hizo acto de presencia para evitar el expolio del pecio, incluso con advertencias de sanciones por posible delito. 



                                                                    

                                                                        Penarroiba




                                                                Ensenada de Penarroiba




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