A la sombra de un ciprés
pasaba mis horas muertas
esperando que llegaras
a cantar tus melodías
también en mis tristes días
deseaba tu presencia
para mitigar mis penas
y escuchar tu dulce acento
te posabas en tu rama
cada día una distinta
me buscabas en el bosque
¡que agradable compañía!
Tú seguías con tus trinos
cual soprano, ¡cual contralto!
Y así pasaban los días
haciendo tus gorgoritos
nunca faltes a tu cita
mi querido ruiseñor
para alegrarme el día
¡simulando un gran tenor!
En tu cadencia de voces
serás siempre lo mejor
pues, no podría ser menos
siendo tú un
ruiseñor!!!
Miguel
Alberto,2022
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