Estas fechas a mí siempre me gustaron, aunque me envuelve un halo de tristeza mal disimulada
.
Es mi tendencia a
inclinarme al lado oscuro en vez de caminar hacia la luz .
Como también cierro el
año de cumple, suelo sopesar los pros y los contras de estos doce meses en mi
vida .Hacerme mayor no me aflige: yo ya nací con alma vieja y eso no me
desequilibra , lo hace estar viva y no viviendo ( que no es el caso).
Este año termina con
un cambio brutal en mi vida laboral, aunque soy de las que opinan que este
empujón a traición es una alternativa a no seguir como hámster en la rueda y
empezar de cero en otra cosa, que me haga crecer y no menguar hasta achicar mi
autoestima al nivel menos cero.
Sinceramente, no me
veía en esa rueda hasta la jubilación y cuando no lo veo en mi cabeza, mi
instinto me advierte vientos de cambio.
Me gusta el sol que
entra por la galería, me recarga las pilas y por primera vez en toda mi vida,
no tengo que excusarme con nadie, ni pedir permiso para escoger el camino en año
nuevo. No tengo prisa voy a mi ritmo , sanando viejas heridas olvidando a
tod@s l@s que me acompañaron tantísimos años y no llaman para preocuparse ,
somos arrieros y en el camino nos encontraremos.
Me gustan estas fechas que me acercan a mi yo más verdadero y que me insuflan energía para enfrentarme a lo que venga .¿ Quién dijo miedo?
Mano Figueira.
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