Estaba en el probador con un pantalón y una camiseta. Reconozco que hacía meses que no me compraba ropa y que no voy a echarle la culpa a la ansiedad , no.
Comer es uno de mis vicios y la bollería es lo no va más.
El habitáculo era muy reducido , con unas cortinillas de tela para guarecer la intimidad.
Entonces empezó mi suplicio.
La camiseta se me atrancó a la altura del pecho y no cedía terreno ni para arriba ni para abajo , con el esfuerzo al que sometí la prenda sentí un leve crujido y era de rasgarse por las costuras . Estaba ya acalorada y desanimada cuando conseguí sacar la prenda estirando un brazo con tanta fuerza que sobresalió de las cortinas y le propiné un guantazo con mayúsculas a la dependienta que estaba ordenando las prendas desechadas en el pasillo.
Aparté la cortina colorada hasta la raíz del pelo disculpándome y la pobre chica diciendo que no era para tanto. Miré desolada el pantalón que me disponía a probar , eran de estilo pitillo y me auto animé con un « malo será».
Cuando empecé a deslizarlos a la altura de las caderas hicieron una parada en boxes y no quise darme por vencida , así que a saltos y aguantando la respiración conseguí subirlos hasta la cintura , la cremallera fue una frontera infranqueable que no cedió ni sudando tinta de calamar así que tocaba quitármelos .
No era capaz de hacerlos bajar , me senté en una pequeña butaca y los deslicé hasta las rodillas pero para sacarlos de los tobillos me puse de pie los pisé y al estilo garza doblé la pierna izquierda para terminar de sacarlo a pura fuerza bruta, pero en esa postura misma me falló el equilibrio y terminé de un bote fuera del probador con el pantalón a medio sacar y mi estilo garza cuál el final de la primera película de kárate kid y los ojos desorbitados de la impresión del señor que sostenía el bolso y la chaqueta de su señora dos probadores más adelante.
Creo que la visión de mi persona saliendo a medio vestir con aquella postura ridícula y mis bragas de la abeja maya quitaron de seguro tres años de vida al pobre hombre.
En cuanto a mi, me llevó tres segundos desaparecer de nuevo , vestirme y salir a disculparme con la vendedora por el estropicio y salir de la tienda con la moral por los suelos y una dirección de una tienda de ropa triple X en el bolso !!!
Mano Figueira
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