Te esperé
durante horas, algo en mi interior me prevenía de tu desaire, pero mi esperanza
es férrea y aguanté estoicamente como una tonta el ir y venir de las horas, allí sola en aquel banco viendo
volar las hojas como presagio de una tormenta inminente. Maté el orgullo y te llamé, estabas apagado o
fuera de cobertura. Me lo pensé y repensé, ¿qué hacía yo allí? Cuando no te
quieren, no te quieren y punto, ¿era yo de arrastrarme más por unas migajas de
un amor que iba en una sola dirección? Me levanté impulsada por un dolor ciego
con la dignidad lastimada hasta la médula, me fui sin mirar atrás y cambié mi
número de teléfono para que tú no volvieses a utilizar mi punto débil. A veces
es mejor aguantar un dolor intenso, que pasarte la vida de rodillas por un
pedazo de atención que no te lleva más que a perderte a ti misma para siempre.
Fue mi mejor decisión!!!
Mano
Figueira,2021
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