martes, 29 de junio de 2021

MERLÍN

 

  Que pasé por este mundo hasta hace muy poco con la convicción de que el amor de tu vida siempre está con el amor de la suya, que esa gran amiga lo único que tiene desorbitado es el amor propio, que el compañerismo se perdió cuando la empatía dejó paso al pelotilleo, que decepción tras decepción no es que se te seque el corazón: es que se forja de un material imbatible  para los seres comunes que intentan acceder a una, y repasando viejas fotos cuando vivías en ese paréntesis feliz que te da la inmunidad de la ignorancia, te embarga la añoranza de cuando la risa te asaltaba por cualquier nimiedad y los ojos brillaban como dos únicas estrellas en la noche más oscura. Y es aquí cuando en un momento de bajón personal y con los pies tocando el fondo mismo de la desesperanza, en un acto de rebeldía abres una ventana y por ese resquicio escuchas el trino de un pájaro que a la vista de los ojos es uno más de tantos, pero al observarlo desde la perspectiva del corazón, percibes que su canto invade  espacios oscuros  y ya olvidados. La magia de ese Merlín (ño) abre una grieta por donde se filtra una amistad que sólo entienden dos almas que pueden enamorarse de la pluma que, guiada por la esperanza, corre como sangre por las venas y  llega con premura a ensancharte ese músculo antes atrofiado por la decepción.

 ¡Gracias Merlín  (ño)!

       Mano Figueira,2021

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