Te vi
sonriéndote a ti mismo con esa luz en tu mirar capaz de eclipsar al mismísimo
lorenzo en hora de máximo resplandor, tu pelo estaba alborotado por el viento y
tu mirada perdida se posó con fuerza en la mía, me la sujetó, me embriagó y
bajó mis defensas una a una sin cuartel. Me quedé allí paralizada en medio del
parque sin poder escapar mientras te
acercabas a mí con paso firme y decidido. En segundos mi cuerpo antes helado
empezó a entrar en calor, no sé si por la vergüenza de ser pillada observándote
o por lo inevitable del encuentro. Cuando te paraste a mi lado, tan cerca que
podía respirar del aire que exhalabas, la piel se me erizó y todos mis sentidos
estaban pendientes de ti, tu voz sonó como una puerta sin engrasar desde siglos
atrás, tan chirriante y escandalosa que borró la imagen que de ti se me estaba
formando en mi cansina imaginación para arrastrarme a la cruda realidad de tu
pregunta...”¿es que no sabe usted leer, que está encima del cemento fresco?” De
allí salí con viento fresco!!!
Mano
Figueira,2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario