A mi edad
una ya no espera príncipes montados en caballos blancos ni un hada madrina que
con su barita mágica convierta mis vaqueros y mi camiseta en una combinación de
atracción fatal. Ni siquiera espero que me suban los colores en el ascensor, o
me regalen flores, o me lleven en brazos y me besen hasta perder el sentido, a
mi edad con que compartan un café conmigo, unas risas, algunas confidencias,
que sepan estar a mi altura, que guarden lealtad, que puedan mirarme a los ojos
sin amedrentarse y hablarme a la cara como a un igual, yo firmo, sello y me doy
con un canto en los dientes. Y sé que pido lo imposible, porque tristemente
puedo jurar que no nació el hombre que temple mi espíritu, conquiste mi alma y
sea digno de ganarse mi corazón.
Mano
Figueira,2021
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