martes, 5 de julio de 2022

EL SUICIDA Y EL BANCO

 Hace poco, un hombre al que iban a desahuciar se tiró por la ventana antes de que a los desahuciadores les diera tiempo a sacarlo por la puerta. 

Murió, claro, porque la altura era considerable. El piso, muy modesto por lo que hemos podido ver en la tele, pertenecía a un banco. 

Las ventanas no se inventaron para arrojarse por ellas, pero desde el principio resultó evidente que también servirían para eso. 

Hay muchas cosas que se utilizan para lo que no son, qué le vamos a hacer.  Sentí algo de culpa por lo que acababa de ver. «Somos responsables de lo que vemos», leería hace años en Despachos de guerra, el gran libro sobre la guerra del Vietnam del periodista norteamericano Michael Herr.

Los bancos matan, es así, aunque se inventaron para ahorrar. Entre el ahorro y el suicidio no hay ninguna relación. Tampoco la hay entre el Banco y el cliente, el cliente se mata durante años para sobrevivir y ahorrar, y el Banco multiplicar las ganancias de los que se tiran por la ventana. 






                                                                   Lino Saborido

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