Te sientes superior en tu torre de marfil mirando desde la cima a las pobres obreras mientras ellas con sus espaldas encorvadas aguantan el peso de la pirámide laboral , esa vorágine de esfuerzos compartidos, de trabajos en cadena o en cientos de equipos creyendo ciegamente que son parte de una familia que sale en la prensa con las finanzas desbordando y la alegría de sentir que su trabajo engrandece la empresa , a la que dedican más tiempo que a los suyos.
Aguantan lo que haga falta , crecen y maduran abanderando una firma porque se sienten parte importante de ella.
Para un día darse de bruces con la cruda realidad , no tienes nombre ni vida propia, eres un número entre un millar y como tal se te tratará.
No sienten empatía allá arriba ,ni por tu salud ni por tus necesidades , te sacan del bombo a su antojo y te desechan una vez que te han desarmado cada miembro y aplastado tu autoestima como si fueses una naranja demasiado exprimida .
En su enorme creencia de superioridad están seguros de estar por encima del bien y del mal , todopoderosos te cerrarán las puertas sin explicación dejándote en la calle sin derechos aplicando la ley del miedo .
Pero se les olvida que una empresa no son cuatro paredes , no la engrandece la maquinaria , que ni siente ni padece , se hizo grande por el esfuerzo conjunto de grandes trabajadores , que salen por la puerta de atrás pero con la cabeza alta y la convicción firme . Ya no hay miedo cuando has sido forjad@ a fuego .
Y no hace falta que se unan cientos , con un eslabón que rompa y haga tambalear la cadena se debilitarán los cimientos , caerán los pilares y los de arriba bajarán sin frenos .
No Señor , se lo dije una vez y lo reafirmo: se consigue más por las buenas que por las malas no como usted expuso de que en España se consigue más con el palo que con la zanahoria .
Y, para terminar, un pequeño inciso: Ustedes también llevan un número en la espalda .
Mano Figueira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario